13 de enero de 2013

otros ojos miran las Nubes de Calder

La Fundación Cisneros/Colección Patricia Phelps de Cisneros junto con la Sala Trasnocho Arte Contacto (TAC) organizaron una conversacion con el periodista estadounidense Jed Perl, critico de arte de la revista The New Republic de New York.
Perl recibio becas de la Guggenheim Foundation y del León Levy Center for Biography at CUNY para escribir una biografía completa del escultor Alexander Calder. Por tal razón  Caracas era un lugar de peregrinaje necesario para el periodista: era indispensable conocer de primera mano una de las obras mas importantes de Calder: las Nubes del Aula Magna de La Universidad Central de Venezuela, junto con otras que se encuentran en el país.

La disertación que ofreció Perl se enfocó principalmente en parte de la vida del escultor. Proveniente de una familia de artistas (abuelos escultores y padres pintores), Alexander Calder heredò la afinidad con la figura, el trazo, el movimiento, la luz, la sombra. Ademas, la pasión temprana por el teatro y el circo fueron determinantes para el escultor. 

En un principio Calder estudió Ingeniería Mecánica (conocimientos de gran utilidad dentro de su propuesta) para luego dedicarse, a la creación artística  Parte de sus primeros trabajos conocidos consistieron en la construcción de esculturas de alambre con formas alegóricas al mundo del circo, el tema que lo acompaño desde la niñez. 

El teatro también estuvo presente todo el tiempo, sobre todo la atracción por la iluminación de la escena, ese juego de contrastes entre luces y sombras ejercía una fuerte seducción sobre Calder. Del mismo modo, lo deleitaban los títeres y marionetas, imagen que le sugería la perfección del movimiento sujeta a un hilo, algo cercano al móvil  la cuerda, lo suspendido, el balanceo.
Esa conjunción de elementos dibuja uno de los mas importantes iconos de la escultura en Venezuela: las Nubes de Calder del Aula Magna de la UCV. Concebida bajo la idea del "Arte total", esta obra representa la armónica comunicación entre el imaginario circense, el teatro, el móvil, el color, el movimiento, la acústica y la luz.

Carlos Raul Villanueva, a quien Calder admiró profundamente, tenia una idea similar de proyectar su obra bajo los ojos de la totalidad del arte y las ciencias en sincronía  como complementos. Así son las Nubes, un juego perfecto, algo que recrea la vista, que asombra cada vez que se observa. Son estructuras fijas, nacidas de un estudio técnico y científico riguroso, que parecen tener movimiento y le restan la rigidez natural a un recinto solemne.

Según refiere Perl, el escultor trabajó emocionado en Caracas. Su sueño de vivir sumergido en el teatro se materializo, porque no se trató sólo de un montaje escénico para alguna obra, ni una escultura a cielo abierto o dentro de un museo, únicamente para ser mirada. Las Nubes son protagonistas de todo lo que se represente sobre ese escenario, visibles cuando la luz esta encendida para apreciarlas en todo su esplendor y, en la oscuridad, acariciando el sentido del oído.

La misión recopilatoria y de observación de Jed Perl acerca del trabajo de Alexander Calder, con seguridad, revelará elementos de vital importancia para advertir la vastedad y riqueza conceptual de la obra del artista y de la figura del hombre que nunca dejó de incorporar las imágenes de su mundo lùdico, lleno de color, magia y movimiento.